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Apr 05

Pionero de la misa con mariachi perece de coronavirus

Miguel Hernández, más conocido en los círculos mariacheros como “la Pulga”, sucumbió al coronavirus el pasado diciembre a la edad de 70 años.

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Cuando conocí a Miguel en la Plaza Garibaldi, a finales de la década de los setenta, me pareció muy amena su historia como pionero de la misa con mariachi. Me explicó la manera en que, como miembro del cuernavaquense Mariachi Hermanos Macías, un sacerdote canadiense-francés llamado Jean Marc Leclerc le había prestado a su mariachi un cartucho 8-track con música folclórica religiosa de México, Chile y Brasil —procedentes de la colección de discos del obispo— para que aprendieran de ellos determinadas selecciones musicales. La encomienda era montar esas piezas con su grupo e interpretarlas en la secuencia canónica para acompañar la liturgia de la misa. El que conceptualizó esta visionaria compilación fue el polémico Obispo Sergio Méndez Arceo, quien la tituló Misa Panamericana.

Dos de los discos que dieron origen a la Misa Panamericana

Cuando el mariachi de los hermanos Macías estrenaron la Misa Panamericana en la Catedral de Cuernavaca el segundo Domingo de Pascua de 1966, fue un éxito inmediato, atrayendo hasta 2000 fieles en cada presentación, según las notas del disco elepé que el grupo grabó con la música de esta nueva misa, el cual se vendió ampliamente a visitantes y feligreses, y que extendió considerablemente la popularidad del concepto. El disco pronto llegó a los Estados Unidos, donde a principios de la década de 1970 esta misa ya se realizaba en varias ciudades estadounidenses.

Aunque hoy en día existe una gran variedad de misas con mariachi y muchas variantes de las diferentes secciones de la misa, partes de la Misa Panamericana original siguen siendo preferidas por algunos sacerdotes e interpretadas actualmente.

La Misa Panamericana se hizo posible gracias al concilio ecuménico Vaticano II (1962-1965), uno de cuyos objetivos era “Adaptar la disciplina eclesiástica a las necesidades y métodos de nuestro tiempo”. Anteriormente, la Santa Misa se oficiaba en latín, idioma igualmente preferido para los cantos litúrgicos, y el instrumento musical de preferencia era el órgano tubular. El artículo 118 de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia de este concilio exhorta «Foméntese con empeño el canto religioso popular», directiva que abrió la puerta para que la música, el canto y los instrumentos musicales vernáculos comenzaran a usarse dentro de la liturgia católica.

El disco original que dio a conocer internacionalmente la Misa Panamericana

Miguel Hernández Moncada nació en Cuernavaca, Morelos el 29 de septiembre de 1950. Su primer instrumento fue la vihuela, pero durante la mayor parte de su vida se dedicó al violín. También tocaba guitarrón y guitarra. A la edad de 14 años comenzó a trabajar los fines de semana en la Ciudad de México, que queda a una hora en autobús de Cuernavaca. Con el tiempo se estableció en la capital del. país, donde permaneció durante medio siglo como una figura omnipresente de la icónica Plaza Garibaldi, donde adquirió fama por ser un fiel defensor del folclor mexicano.

Durante muchos años trabajó con el Ballet Folclórico Nacional de México, dirigido por Silvia Lozano, donde llegó a ser director musical y con el cual viajó por muchos países. Ahí conoció a una bailarina llamada Gloria Vásquez Chimal, y en 1973 se casaron. Procrearon dos hijos: Miguel Ángel y Montserrat Penélope.

Foto de 2018 donde le acompaña en la trompeta Francisco Serrano “Pancho el Loco”

En 1974 Miguel formó su propio Mariachi Nuevo México, conjunto que trabajaba casi diariamente en Plaza Garibaldi a lo largo de tres décadas. Tres de sus hermanos —Antonio, Nicolás y Óscar— formaban parte de aquel grupo. Después de desbaratar el Mariachi Nuevo México alrededor de 2005, trabajó durante una década con el Mariachi Continental Jalisciense de Vicente Mejía. Después de 2015, solo trabajó de manera eventual, excepto por una gira a EE.UU. que duró un año entre 2019 y 2020.

Miguel (extremo izquierdo) en Tampa, Florida durante su ultima gira. El de en medio es su hermano Antonio.

En junio de 2020, a los tres meses de haber regresado de Estados Unidos, Miguel Hernández perdió a su esposa, quien fuera su compañera de vida durante 47 años, debido a problemas médicos no relacionados con el Covid-19. Siete meses después, el 22 de diciembre de 2020, la Plaza Garibaldi perdió una figura muy querida cuando “la Pulga” pereció después de luchar un mes contra los estragos del coronavirus. Le sobreviven sus dos hijos, cinco hermanos y cuatro nietos.

Fondo: Maribel (nuera), Miguel Hernández, Gloria Vásquez (esposa), Miguel Ángel (hijo)
Frente: Yunuén (nieta), Paola (nieta), Valentina (nieta), Miguel Ángel (nieto).

Hemos escuchado una y otra vez cómo el Covid-19 ha tenido un efecto devastador sobre la comunidad latina, especialmente en la comunidad del mariachi. Nuestros corazones están con todos los afectados por esta pandemia. Aunque estemos ansiosos de que se acabe, aún no ha terminado, así que continúen cumpliendo con los reglamentos de su área para protegerse a ustedes mismos y a los que les rodean.

Les recomendamos que sigan leyendo y compartiendo nuestros blogs con otros miembros de la comunidad mariachera, ya que continuaremos manteniéndolos actualizados sobre noticias e información relacionadas con el mariachi y con nuestros planes para la 27a festival anual Mariachi Vargas Extravaganza de San Antonio, del 1 al 5 de diciembre 2021, donde actualmente planificamos un evento en vivo y en persona.

¡Reciban nuestros mejores deseos de parte de todo el equipo del Mariachi Vargas Extravaganza!

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2 Comments

  1. Rigoberto Gómez Cova
    June 27, 2021 at 4:05 pm · Reply

    Q.E.P.D. Miguel (La Pulga). Llegué a trabajar con él en algunas ocaciones, recuerdo… Gracias, amigo Jonny, por esta investigación de nuestros compañeros músicos que han dejado huella en la historia de nuestra música. Saludos.

  2. Ian
    July 26, 2021 at 10:06 pm · Reply

    Fue un gran hombre, siempre su lado humano ante los demás, un gran maestro que hacía tocar hasta las piedras, un papá intachable que dio todo por sus hijos. Para mí es una gran perdida, porque lo quise y lo quiero mucho.

    Gracias por todo, maestro Miguel: por la gran alegría que me diste de haberte conocido, de enseñarme el buen camino, de darme la oportunidad de aprender a tocar un instrumento.

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